sábado, 2 de abril de 2011

Legitimidad de la violencia.

La violencia a pesar de ser algo cotidiano, ademas de un importante objeto de consumo, sea en la ficcion o en determinados deportes donde crece la filiacion de aquellos que practican no ya artes marciales, si no de combate, es sin embargo reprobada y rechazada por la mayoria de los miembros de la sociedad, que a la par, y de forma inconsciente ejercen ese consumo en television, cine o videojuegos desahogando asi una agresividad propia de los que formamos una especie de superdepredadores. No es esto una critica a una forma practica de mitigar esa misma agresividad que nos ha llevado a predominar sobre el resto de los cazadores sociales, con el añadido de una inteligencia y crueldad sin parangon en otro orden de los que para sobrevivir ejercemos esa misma violencia sobre nuestra fuente de alimentacion, no, es mas, canalizando esa violencia en una conducta apropiada llegamos a la disciplina, al supremo conocimiento de que es factible arrebatar la vida a cualquier ser que elijamos como objetivo, pero llegado el caso, y en el supuesto de un individuo que haya sido entrenado para conocer los limites de ese poder, habra de imponerse el deber, esto es, lo que es justo, no dañar premeditadamente a un ser inocente, y aun menos disfrutando de su dolor, de como indefenso lo unico que puede hacer es suplicar dejar de sufrir sin mas motivo que el placer sadico de sus cobardes torturadores, pues cobarde no solo es aquel que abusa de su poder, es quien ademas lo ejerce a sabiendas del daño que inflinge. Esta es la diferencia entre poder y deber, poder, como tal, en terminos absolutos es lo que nuestra inteligencia es capaz de desarrollar, y esta no tiene limites, desde pedir alimentos como los suplican los recien nacidos balbucientes, hasta desintegrar un atomo y provocar el holocausto de cientos de miles de personas en un segundo, poder lo podemos todo, ¿debemos?, esa es la cuestion fundamental, el deber, lo justo, lo que es irrenunciable para imprimir un caracter de la fuerza necesaria como para alcanzar la suprema dignidad a la que hemos de llegar todos los humanos, seres de conocimiento y sabiduria, como los ancianos Griegos, guerreros sin miedo a la muerte, y filosofos sin miedo a la verdad. La violencia como metafora de ficcion para sublimar llegado el caso, la lucha sin tregua ni cuartel contra la maldad, la codicia, y todo lo que esta envenenando ese mismo espiritu humano que puro, cada dia amanece en sombras por la miseria de los nuestros, los que yacen desesperados, los que mueren hambrientos, aquellos que son victimas de esa misma codicia que hemos de destruir, antes de que nos devore en conjunto a los que pudiendo ser los angeles de un paraiso, estamos abocados a trocarnos en los demonios de un infierno donde aniquilaremos todo lo que de bueno y hermoso hemos construido. Pero la practica realidad de la violencia ha sido sacralizada por los poderes politicos a traves del sistema judicial, que ademas cuentan como instrumentos para ello con las fuerzas de seguridad, ya sean estas militares o policiales, cuyo lema es defender tanto la integridad territorial como el orden establecido, la integridad territorial y soberana de las naciones mas poderosas y armadas, y el orden establecido de un sistema social que se basa en una piramide donde los mas ricos, aun abusando de ese poder economico, saben garantizados sus bienes merced al derecho a la propiedad privada. Cualquiera que descubra la red de mentiras y corrupcion que lleva tejiendose desde la noche de los tiempos para que esos pocos privilegiados disfruten sordos a los gritos de dolor de los que nada tienen, protestara contra esa hipocrita infamia, una meretriz vestida con la bandera de las naciones y maquillada con leyes de doble lectura que siempre defenderan a los poderosos, podria proponerse que los medios de produccion y financieros, esto es las fabricas y los campos, o las entidades de credito conocidas como bancos o cajas pasaran a la esfera del control publico, para que todos los beneficios que reportasen se destinaran al bien comun, a la seguridad de los ancianos, al futuro y formacion critica de los mas jovenes, a una sociedad que pudiera crecer realmente en bienestar y no en consumo, en cultura, en sanidad, en deportes, y no encerrada toda esa egoista ambicion en una tarjeta de plastico magnetizada, que solo envilece a quienes la adoran como suprema virtud. Llegado el caso de que un conjunto de hombres y mujeres descubriera las mentiras, y con estas a los que se enriquecen con ellas, quiero pensar y confiar en que pelearian por cambiar esa siniestra realidad, es entonces cuando los mecanismos de preservacion de ese orden se activarian invocando el sacro derecho a la propiedad privada, fuera esta proviniente de una empresa honrada, o del trafico de drogas, de la explotacion sexual, del mercadeo de armas, o de la practica legal de la usura bancaria. En este escenario, la propuesta de la violencia seria en si misma legal, pero no para evitar disturbios ante una catastrofe natural, o despues de un evento deportivo donde las pasiones acabaran generando altercados, no, seria el legitimo ejercicio de la violencia del Estado contra un grupo de ciudadanos criticos con un sistema injusto, y cuando una institucion deviene como legitima para el uso de la violencia cuando ya no tiene recursos para discutir sobre problemas sociales, esta institucion queda sin autoridad moral para representar en su conjunto a un pueblo. Esta es la verdadera naturaleza de este sistema legal y de este orden economico, que prevalezca una minoria sobre una mayoria, aun a fuer de practicar la violencia indiscriminadamente, el poder la fuerza contra la fuerza de la razon, de la logica y de la justicia. Sabios de la religion Catolica, personas que se entregaron a la comprension de la verdadera obra de un hombre que inspiro una religion como esta, tal vez recordaron como Jesus de Nazaret hizo uso de la violencia en el templo de Jerusalen, esta escrito, en el mismo libro que veneran mas de mil millones de personas, algunos sabios de entre la Compañia de Jesus, los Jesuitas, a partir de las tesis de Jon Sobrino, declararon legitima la violencia insurreccional de los pueblos oprimidos contra los que abusaban de ellos, esto costo la vida de entre muchos otros, a Monseñor Romero, asesinado en el Salvador mientras oficiaba una misa en su capital, "comunista", le llamaron sus verdugos, por incitar a los hambrientos a rebelarse contra los que mataban de hambre  a sus hijos. Hoy, en la actualidad, Jon Sobrino ha sido condenado por la Iglesia Catolica a no volver a impartir clase o publicar mas libros, pretenden callar su voz, pero no podran callar los estomagos que rugen, no podran apagar las mentes que piensan en porque cada cinco segundos un niño se muere de hambre y otro queda ciego por desnutricion, no, no podran, pero lo que si deberian de recordar es como el que para unos profeta, para otros revolucionario, y para otros el hijo de Dios escribio, "antes pasara un camello por el ojo de una aguja que un rico al reino de los cielos", la legitimidad de la violencia no es usufructo unico de aquellos que sirven al poder, es la ultima alternativa para sobrevivir y hacer justicia donde la ciega ley no llega, o no quiere llegar, esa es la legitima violencia, la de unos padres dispuestos a morir o matar para que su hijo no perezca hambriento o enfermo, un hombre llamado Espartaco puso de rodillas a Legiones enteras del Imperio Romano hasta que le derrotaron y crucificaron, rieron los nobles Patricios, siempre habra esclavos. Reid ahora que podeis, y pensad que siempre habra ricos y pobres, pero preparad una cruz, un patibulo o un peloton de ejecucion, porque cuando llegue la hora en que las campanas suenen a rebato y rebelion, alli estare con un estandarte rojo dispuesto a morir si es preciso, y por cierto, a mi no me pagaran por hacerlo como pagaran a aquellos que me maten.