domingo, 13 de marzo de 2011

La esperanza se encerro junto a los demonios para derrotarlos.

Nosotros, no hay ellos, no existen gotas en el oceano, porque todas ellas son el, no hay ellos, porque todos somos nosotros, sin elegidos ni ungidos, no hay ellos, por que el otro somos siempre nosotros. Cuando en el oceano una gota se mueve arrastra olas tras de si, como entre nosotros, cuando alguien se mueve impulsado por su propia fuerza, millones marcharan tras el, sea a, y por la vida, o a destruirla. Un individuo no quiere la guerra, las masas si, un individuo sano no quiere la contienda, pero solo una gota enferma provoca tormentas que quiebren la paz de los mares. Un enfermo del cuerpo o del alma delira, pero ante todo sufre, y su sufrimiento si no se cura epidemia sera, en un enfermo de odio, una epidemia de estrago y cataclismo se propagara tras el. Un enfermo que es porque nacio sin sentimientos en su alma, vacia de ternura y llena de egoismo, o porque abusaron de el, o le apalearon sin misericordia, o no le enseñaron a amar, indefenso, no ante y por ellos, si no por nosotros, que le abandonamos a su dolor. Un niño es un libro en blanco sobre el que escribir, podemos grabar ese odio en sus paginas, o llenarlas de esperanza, y siempre seremos nosotros los responsables, no sirve excusarse en que fueron otros, ellos, los que lo emborronaron, cada vez que muere un niño, una estrella se apaga en el cielo, y solo nosotros podemos mantener esas luces en la noche, nosotros, todos unidos.

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