lunes, 27 de diciembre de 2010

Fatum

Hago mi propio destino sobre una herencia maldita, un viento que no es brisa si no polvo y tormenta, curtido de heridas, curado en alcohol, alimentado de odio y amamantado de desprecio, hago mi propio destino vestido de rabia para no desnudarme ante el odio y entregarle mi alma a la bestia, hago por no ser lo que fueron ellos, todos, lo que les hizo cobardes. Hago mi propio destino en los pasos de mi camino, que es de uno, no nuestro, porque es solo mio, bajo tempestades de nieve, o derrotando montañas y cruzando desiertos, surcando los cielos, rompiendo la paz de las aguas o perdido en la selva, alli venzo el miedo por no ser lo que fueron ellos. Hago mi propio destino castigado por el sol o bendecido por la lluvia, junto al fuego en el bosque besado por las estrellas, o en la cima de las cumbres donde duermen las aguilas en sus nidos, y el coro de los lobos seduce a la palida luna, gritando en la noche cruzo la senda del peregrino. Hago mi propio destino sobre promesas en oidos sordos y labios de ponzoña, sobre corazones vacios y ojos de hielo, hago mi propio destino confirmando que aprendi lo debido, ¿a que precio?, alcanzar la gloria para el fasto en un palacio vacio.

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